Préstamos
A la hora de solicitar un préstamo debemos tener claro dos aspectos fundamentales: nuestra capacidad de generación de recursos y el periodo de duración (o consumo) del bien que queremos adquirir.
Un ejemplo práctico: un coche idealmente debería cambiarse en el periodo de 5 a 10 años. Supongamos que lo marcamos a 8 años. Bien, la financiación nunca deberá superar ese intervalo de tiempo.
Si el vehículo costaba 9.600,00 euros y no hay intereses pagaremos a razón de 100,00 euros cada mes. 100,00 euros * 8 años * 12 meses.
Ampliemos el periodo de duración, solicitamos 16 años de financiación. En tal caso pagaríamos a razón de 50,00 euros * 16 años * 12 meses. Más los intereses que ni en el caso anterior ni el actual consideramos.
Por lo general los ingresos de las personas suelen partir de abajo en su juventud para estabilizarse en la madurez. Suponiendo que nos encontramos en nuestra madurez y que consideraremos nuestros ingresos constantes, el ampliar el periodo más allá de los 8 años nos causará dificultades. No es una buena idea.
¿Dónde está el problema si en el segundo caso pagamos menos mensualmente?, pues el problema lo tenemos a los 8 años y un día. Necesitamos un nuevo vehículo y debemos solicitar una nueva financiación. En conclusión tenemos un coche y dos préstamos sobre los vehículos uno a medio pagar y otro nuevo.
Bien es cierto que durante los 8 años podríamos haber “ahorrado” la diferencia de 50,00 euros mensuales pero lo más seguro es que esos importes se gasten en otros menesteres.
Hemos hablado de bienes materiales pero el mismo razonamiento sería válido para la adquisición de servicios. No deberemos solicitar financiaciones en el tiempo superiores a los periodos en los que nuevamente solicitamos estos servicios.
Préstamos hipotecarios
Para importes grandes y periodos amplios existen los préstamos hipotecarios. Estos tipos de préstamos tradicionalmente se utilizan para la adquisición de las viviendas. Los préstamos hipotecarios gozan de las ventajas: que temporalmente superan los 10 años y sus tipos de intereses son más reducidos que los préstamos al consumo; pero como inconvenientes: su formalización tiene unos mayores costes, y la garantía es el bien hipotecado y la personal de los prestatarios y avalistas.
Al igual que resaltábamos la inconveniencia de ampliar los periodos en el vehículo no es aconsejable, como desgraciadamente se había hecho común, usar el hipotecario para otros fines distintos del bien principal, la vivienda.
Préstamos rápidos
Finalmente existen situaciones inesperadas: reparación del vehículo, importes necesarios para los gatos de la vuelta al cole, multas, etc.. que pueden pillarnos en una situación de liquidez comprometida.
Sabemos que nuestra capacidad de generación de recursos o logro de líquido podrá fácilmente hacer frente en breve tiempo al inesperado. Para estos puntuales y resolubles casos buscaremos empresas que ofrecen préstamos rápidos para situaciones inesperadas.
En los últimos años han aumentado el número compañías que ofrecen esta tipología de producto. El comparador kelisto analiza las mejores condiciones que ofrecen estas compañías.
Como resumen final: para solicitar un préstamos debemos conocer nuestra capacidad de devolución y adecuar la vida útil del bien a la duración de la financiación.